SEGUINOS EN FACEBOOK!

lunes, 22 de diciembre de 2014

CAPÍTULO 16 (Cochabamba- La Paz)

19 de Noviembre: nos levantamos temprano en casa de Raúl y después de desayunar atamos todo a la moto para salir a la aventura, sabíamos que nos esperaba un camino bastante difícil ya que eran más de 500 km de ripio, la idea era hacerlo en 3 días.
A eso de las 10 ya estábamos en ruta, teníamos unos pocos 10 km de asfalto hacia Quillacollo, allí empezaba lo lindo, los primeros km un empedrado bastante parejo pero a su vez bastante duro por lo que fuimos medio despacio, ya que el paisaje verdaderamente se iba poniendo muy bueno, subiendo km a km superando así los 4000 m.s.n.m, más adelante comenzó el ripio y recién ahí pudimos ir un poquito más rápido, aunque nunca superamos los 50 km/h. A eso de las 13 hs llegamos al primer pueblo del camino, Morochata, allí nos pedimos un almuerzo para compartirlo, esto es algo que hacemos siempre y no por gastar poco sino porque generalmente los almuerzos consisten en una sopa de entrada y un plato principal, además de la abundancia a veces, más que nada por Pau, hay que probar las comidas ya que algunas son algo picantes o quizás no le gustan demasiado. En caso de gustarnos la comida y quedarnos con hambre (generalmente quedamos satisfechos) pedimos otro almuerzo más. Este día comimos una sopa de maní y como plato principal un pique macho, este plato ya lo comemos a menudo, papas fritas, cebolla, morrón, salchichas y carne, una delicia, todo esto por 10 Bolivianos ($20).
Luego de este almuerzo, bastante llenos y con un poco de calor continuamos el viaje, entre subidas, bajadas, curvas y contracurvas, todo al borde del abismo llegamos a Independencia a eso de las 17 hs, un pueblo bastante chiquito, como estábamos cansados y acá en Bolivia los hoteles son bastante baratos fuimos a averiguar a ver que conseguíamos, apuntamos a lo más humilde pero sinceramente dejaban mucho que desear además de que ninguno tenía agua caliente. Solo quedaba un hotel que a la vista se veía lindo pero nos dijeron que era caro, por lo que fuimos a la policía a preguntar dónde podíamos armar nuestra carpa, ya que si no nos íbamos a duchar nos daba lo mismo donde dormir. Tras las indicaciones de un policía fuimos yendo hacia el lugar donde podíamos acampar, en el camino  un hombre en una moto nos paró y nos dijo que fuéramos a este hotel que se veía lindo pero que nos habían dicho que era caro, pero según él no era así. Como no queríamos ser descorteces allá fuimos, al llegar lo primero que preguntamos es si tenían agua caliente, al recibir una respuesta positiva pasamos a averiguar el precio, la mujer encargada arranco con un precio de 100 Bs la habitación y tras regatear un poco terminó cobrándonos tan solo 60 Bs ($120) por la habitación para los dos con baño compartido, muy contentos dejamos la moto guardada y ni siquiera bajamos nuestras cosas ya que no teníamos ganas de armar de vuelta al otro día.
Nos fuimos a bañar ni bien entramos a la habitación y nos volvimos a poner el disfraz de moto ya que no teníamos otra ropa a mano, así bajamos caminando al pueblo donde compramos unas bananas, pan y queso. Estábamos tan cansados que ni ganas de cenar teníamos, solo unos panes con queso más un café que nos calentamos con el calentador que fue una de las pocas cosas que bajamos de la moto además de los cepillos de dientes jajaja. Después de la improvisación de cena a dormir como angelitos.
20 de Noviembre: nos despertamos antes de las 8 y nos quedamos un rato más en la cama, al rato ya nos levantamos, nos hicimos un café y nuevamente pan con queso antes de salir. A las 9 ya estábamos saliendo con un mapa a mano alzada que nos había hecho el hombre que nos mandó a ese hotel, este mapa fue muy útil ya que en nuestro GPS nos marcaba como si fuésemos por el medio de la nada, no aparecía ningún camino a la vista pero los lugareños sabían muy bien por donde ir hacia Quime que era nuestro destino.
En unas 2 horas ya estábamos en Pucara, bien arriba en la montaña y viendo en frente, en la otra montaña otro pueblo por el cual deberíamos pasar pero primero debíamos bajar muchísimo hasta el rio, el cual lo veníamos viendo de arriba y ya se veía grande, al llegar nos sorprendió aún más, al menos unas 60 mts de ancho y la profundidad había que comprobarla caminando por él, para ver por donde cruzar ya que no había puente. Por suerte ya teníamos algo de información sobre este rio y también por donde era más aconsejable cruzarlo, el agua traía mucho barro por lo que estaba muy marrón haciendo imposible a la vista darse cuenta uno de la profundidad. Para nuestra suerte al llegar al lugar recomendado para cruzar nos encontramos con una pareja de Suiza que andaban en una camioneta que habían alquilado, ellos, al igual que nosotros primero iban a verificar la profundidad caminando para luego si cruzar con el vehículo. Al verlos a ellos meterse al agua, quisimos aprovechar para “no mojarnos”, le preguntamos si la podían cruzar a Pau en su camioneta y yo me saque mis botas y pantalón para cruzarlo en pantalón corto y poder continuar el viaje seco. Primero cruzo la camioneta con Pau, sin problemas unos 50 cm de profundidad, y atrás fui yo, puse primera y con confianza me mande a cruzar este rio que a medida que iba a entrando con la moto parecía hacerse más ancho, por suerte cruce sin problemas pero me moje hasta el alma.
Ya del otro lado del rio los suizos siguieron su camino, le agradecimos por haber cruzado a Pau y muy lentamente comencé a ponerme de nuevo mi pantalón de moto y mis botas, ya vestido nos subimos a la moto y salimos, no hicimos más de 500 mts y nos volvimos a encontrar con el rio, por suerte no era el mismo que el anterior y el agua era cristalina pero con mucha corriente, por lo que tampoco veíamos el fondo, pero si vimos a la camioneta que ya iba más adelante por lo que decidimos cruzar sin tantear la profundidad, muy mala decisión, ya que al entrar la moto se hundió bastante teniendo que acelerar con muchas ganas para no quedar en el medio, la profundidad aquí superaba los 60 cm y por supuesto que nos mojamos ambos tanto los pies como los pantalones ya que el agua salto para todos lados y los pies de ambos totalmente sumergidos, y lo peor era que en los próximos 500 mts deberíamos cruzar el rio unas tres veces más, ya mojados lo encarábamos sin pensar.
A pesar de quedarnos sintiendo un poco de frio la experiencia estuvo muy buena, unos km más adelante alcanzamos a los Suizos quienes nos pedían disculpas por no esperarnos, es que ellos se sorprendieron de igual manera que nosotros con los últimos cruces ya que el 100 % de la gente solo nos habló de la complicación de cruzar el primer rio, el que era más ancho y con mucho barro.
Riéndonos con los suizos de nuestra pinta, chorreando agua seguimos camino, al llegar al otro pueblo que veíamos de la punta del otro cerro paramos a comer nuevamente pan con queso, para variar, y unas frutas, mientas mirábamos el cielo el cual se iba cubriendo de nubes negras. Hablando con una persona del pueblo por donde debíamos seguir nos afirmó que se venía la lluvia, el tema era que en este pueblo no había lugar donde quedarse, realmente son muy chicos por lo que decidimos ponernos los trajes de lluvia y continuar camino, para esto los suizos se fueron adelante de nosotros en su camioneta.
A los pocos km  comenzaron a caer las primeras gotas y más adelante ya era tormenta, por suerte el camino mantenía su buen estado, solo se complicaba un poco la visibilidad y la adrenalina de ir lloviendo al borde del precipicio, íbamos sin riesgo alguno, pero la adrenalina se sentía igual. Hicimos lloviendo los siguientes 50 km, obviamente en ripio, habremos tardado unas 2 horas en hacer este tramo. En un momento llegamos a una de las tantas quebradas que cruzamos en el camino donde uno hace unos cuantos km al oeste, por ejemplo, luego cruza un rio que cae por la montaña (generalmente un hilo de agua) y luego sigue la misma cantidad de km al este, así es todo el camino uno va y viene muchísimas veces, haciéndose el camino muy largo, pero a la vez vistoso y divertido.  Sin irnos de tema al estar llegando a esta quebrada veíamos como los suizos ya iban por en frente en dirección este y nosotros detrás de ellos pero en dirección oeste, al legar a donde se cruza el rio no podíamos creer lo que veían nuestro ojos, un mar de agua con barro bajaba por la montaña cortando el camino y hasta dándonos un poco de miedo ya que no sabíamos que hacer ni hacia donde volver, el rio traía consigo piedras del tamaño de un televisor como si fuesen livianas, así también troncos, pudimos así apreciar la fuerza de la naturaleza la cual nos decía, chicos, hasta acá llegaron.
Con mucha incertidumbre dimos vuelta la moto y para nuestra sorpresa debajo de la lluvia apareció un camión que iba hacia Quime como nosotros, hablamos con el chofer el cual nos dijo que esa caída de agua suele ser muy lev,e que estaba así porque estaba lloviendo en la cumbre, que él iba a esperar porque iba a bajar, ya con esta información decidimos esperar también ya que volver era medio en vano, no había pueblos cerca y para llegar nuevamente a Independencia deberíamos cruzar nuevamente los primeros ríos que tanto nos habían costado, también  había que tener en cuenta que después de cruzar esos ríos fue cuando se largó a llover por lo que seguramente habrían crecido más aún.
Nos armamos de paciencia y para nuestra suerte salió el sol, eso quería decir que el agua iba a empezar a bajar pero no sabíamos cuanto tardaría, ya eran las 15 hs aproximadamente e iba llegando más gente por el camino en camionetas y motos, de un lado y del otro del rio, así estuvimos más de 2 horas, cuando en un momento las motos que estaban de nuestro lado y ya con el agua un poco más baja decidieron intentar cruzar, la fuerza del agua seguía siendo muy fuerte por lo que nos dijeron que iban a cruzarlas empujando y no andando. Algunos metían un palo en el agua para ver la profundidad, otros tiraban piedras para hacer una especie de camino por donde cruzar, así habrán estado una media hora hasta que un corajudo se sacó sus zapatillas y se metió al rio, la profundidad ya no era demasiada (unos 50 cm) pero la fuerza del agua no mermaba. Pasaron los minutos y una segunda persona se metió al rio decidiéndose así a cruzar la primer moto, una cross 125 cc sin equipaje la cual debería pesar un tercio de lo que pesa la nuestra cargada, empujando entre tres personas consiguieron pasar la moto sin mayores riesgos, detrás de esa moto pasaron otra moto chica también sin problemas, pero con sus dueños metido en el agua, no había otra opción. Tras pasar esta moto el hombre que estaba ayudando a todos a cruzar nos animaba a nosotros a meter nuestra moto, yo les decía que estaba muy pesada y que sinceramente me daba miedo, el tema es que ya eran las 4 de la tarde y nos quedaban aun 2 hs hasta legar a Quime, por suerte en estos viajes a uno se le desarrolla la intuición a la enésima potencia, por lo que con toda la calma que pude me puse a hablar con Pau para que se anime a cruzar el rio junto a moto ayudando a sostenerla y también a empujarla, costo un poco convencerla pero menos de lo que imagine en un principio. Tras notar este convencimiento fui a hablar con el hombre que había ayudado a las otras 2 motos y fuimos acercando la moto a la orilla al meter el primer pie en el agua sentía como el rio seguía trayendo consigo piedras por suerte de tamaño más pequeño que las de 2 hs atrás pero igualmente nos pegaban en los pies y también se incrustaban en las ruedas de la moto, Pau venia del lado derecho de la moto en contra de la corriente, cosa de que si no pudiese aguantar la fuerza del agua quedara trabada contra la moto, yo agarrándola del manubrio, haciendo muchísima fuerza ambos, más el hombre que empujaba de atrás, a mitad del rio nos dimos cuenta que no íbamos a poder cruzarla ya que Pau temblaba del miedo y entre nosotros 2 no lográbamos avanzar mucho, para nuestra suerte otro hombre que estaba del otro lado se metió al rio y tirando de la horquilla logramos cruzarla hasta el otro lado, yo también debo reconocer que el miedo me invadió a mitad del rio pero a la vez sabía que por nada en el mundo iba a dejar caer la moto, sin aire y casi sin poder hablar agradecimos a los que colaboraron en la odisea de cruzar la falcon, una vez del otro lado ya nos sentimos como nuevos, Pau contenta porque a pesar de las dificultades, haber cruzado el rio era lo mejor que nos podría haber pasado.
Así que empapados y cansados continuamos viaje hasta Quime donde llegamos casi de noche desesperados buscando algún hotel barato con agua caliente, por suerte en el primero que preguntamos conseguimos buen precio y ducha así que ahí nos quedamos, seguíamos mojados por lo que decidimos bañarnos inmediatamente quedándonos debajo del agua como media hora cada uno para volver a sentir las extremidades.
Luego del reconfortante baño bajamos a comer algo en el pueblo, fuimos a un lugar que estaban pasando el aburridísimo partido de River-Boca, donde compartimos una cena con Pau de sopa y carne a la cacerola, luego de comer y ver el partido a dormir porque estábamos más que muertos.
21 de Noviembre: no pusimos despertador y nos levantamos medio tarde para salir, ya que sabíamos que sería el día que tendríamos que hacer más km, nos separaban unos 270 km a La Paz los cuales más de 200 eran de tierra, desayunamos un café y unos pancitos y nos pusimos a atar todo a la moto, yo me fui a un locutorio a llamar a Oscar, la persona que nos esperaba en La Paz, él nos dijo que teníamos todo asfalto hasta allí, pero nosotros siempre buscando aventura empezamos a preguntar por dónde encontrábamos el camino de tierra que nos figuraba en el mapa, dicho camino lo había hecho Yann, nuestro amigo francés hacia unos días, pero de las 15 personas que preguntamos en el pueblo nadie nos supo explicar por dónde tomarlo.
Ya creyendo que iríamos por asfalto por la falta de información salimos a la ruta, en el GPS no figuraba un camino de Quime a La Paz pero si 2 caminos que se cortaban en el medio, solo teníamos que averiguar con los lugareños si estaba la posibilidad de unir esos 2 caminos para poder lograrlo, hicimos unos 30 km por ruta de asfalto ya viendo como aparecían los cerros nevados y también el frio, de pronto encontramos un desvío de tierra que era el primer tramo del camino que nos figuraba en el GPS, allí nos paramos sin saber qué hacer, de repente comenzó a caer granizo, en mis adentros pensaba en largarme sin preguntar a nadie pero era medio arriesgado ya que hacia frio y por esos caminos casi que no había pueblos, salvo esos pequeños que siempre íbamos cruzando en el medio de la nada. Por suerte y como caído del cielo apareció un hombre en su moto cargada a tope, él iba hacia Viloco por ese camino y nos dijo que si íbamos por ahí antes de llegar a Viloco podíamos desviarnos a Cairoma y de ahí preguntar para ir a La Paz, que si se podía, esto nos dio mucha felicidad. El único problema es que yo sabía que habíamos salido demasiado tarde y que también habíamos perdido demasiado tiempo parando a ver mapas y preguntando a la gente por este camino. Igualmente salimos en el ripio y gracias a dios que fuimos por allí, el camino subió hasta los 5200 m.s.n.m viendo la espectacular cordillera, allí arriba comenzó a nevar, para nuestra suerte en poca cantidad pudiendo así disfrutar de este factor climático, sino hubiese sido un nuevo problema, al ir subiendo aparecieron unos lagos de unos colores turquesa los cuales parecían irreales, mereciéndose paradas a sacar fotos y saltar de la alegría por estar viendo estas cosas a pesar de que sabíamos de que en cada parada nos retrasábamos un poco más en llegar a La Paz, así subimos y subimos entre lagos y las minas que aparecían en cada cerro, km a km encontrábamos entradas a los cerros, las cuales hoy en día se trabajan, también veíamos los pueblos mineros, los cuales uno los distingue por el tipo de gente que la habita ya que a la vista se ve gente muy sufrida, y parece mentira pero los pueblos mineros hasta tienen el color de sus minerales, como así también se ve maquinarias apropiadas para el trabajo minero, rieles para los carros y cosas que ya se escapan a mi conocimiento pero que realmente impactan, parecieran de otra época.
Así fuimos comiendo kms y de a poco empezando a bajar, sintiendo así más calorcito, esta vez habíamos salido sin comida por lo que estábamos esperanzados en llegar a algún pueblo donde almorzar o comprar algo pero este no aparecía, pero como siempre, algo bueno pasa, más adelante nos encontramos con los suizos del día anterior los cuales al vernos llegar nos hicieron señas para que paráramos, así que ahí nomás nos sentamos con ellos a apreciar el hermoso paisaje con sus cerros nevados acompañados de un sándwich que nos convidaron a cada uno más un pequeño vasito de vino el cual nos devolvió la temperatura al cuerpo.
Agradecidos por este pequeño almuerzo nos despedimos ya que en moto teníamos que llegar si o si a algún lugar con civilización ya que el clima no daba para acampar además de que Oscar nos esperaba en La Paz. Empezamos a darle duro, no fuerte pero si continuo, solo sacando fotos desde la moto y sin parar, nos quedaban unos 200 km aun y ya estábamos pasando el mediodía, pasamos por Cairoma y no había un solo lugar donde comer algo por lo que compramos frutas para llevar el resto del camino y seguimos andando, el camino de aquí en adelante iba de un cerro al otro subiendo y bajando 3000 mts a cada rato, llegamos a estar a 1500 m.s.n.m y también a 4500 m.s.n.m, pasamos del calor al frio de una hora a la otra, esta vez no tuvimos tanta suerte y el camino cada vez se ponía más difícil, muy duro y otra partes con piedra suelta por lo que no hacíamos más de 30 km a cada hora teniendo que parar cada 2 hs al menos a descansar y comer alguna fruta y tomar agua, así fueron pasando las horas y de repente bajo el sol, nos quedaban 50 km de ripio más unos 30 de asfalto a la Paz, aprovechamos la ultima hora de luz pero ya sin sol y luego hicimos los últimos 20 km de ripio más los 30 de asfalto en plena oscuridad, una experiencia muy rara pero también muy linda, fuimos bien despacio con todos los recaudos del mundo llegando sanos y salvos a La Paz a las 20:30 hs, un viaje para no olvidar nunca más, los 3 días fueron realmente espectaculares pero este último tuvo el condimento especial de rodar por más de 10 hs en paisajes muy distintos y climas muy diferentes.
Lo bueno es que Oscar nos estaba esperando, ya medio preocupado porque creyó que iríamos por asfalto, por lo que nos esperaba unas cuantas horas antes, de todas maneras nos recibió muy contento invitándonos a cenar y luego acompañándonos al lugar donde dormiríamos, nosotros creímos que nos iba a dar un lugar para nuestra carpa pero al final nos llevó a un departamento donde pudimos dormir calentitos y placenteramente con nuestra bolsas de dormir en unos sofás.

Así concluyó nuestro día y nuestra travesía de 570 km casi todo de ripio de Cochabamba a La Paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario